viernes, 9 de diciembre de 2011

Inútilmente.


Baila con quien quieras.
Sonríe, a oscuras, frente al espejo.
Estremece tu cuerpo al contacto con la piel.
Siente caricias.
Rememora una voz.
Simplemente rememora.

Ponte de nuevo ese disco. Ese. El que agarrota tu corazón hasta hacerte estremecer. El que te impide respirar con normalidad. El que te trae, con el viento, un perfume que reconoces a la perfección.
El que te recuerda con quién querías bailar, a quién preferías sonreír, al contacto de qué piel tu cuerpo quería estremecerse, de quién eran las caricias que querías sentir, cómo era la voz que querías rememorar. A quién querías recordar.
Y así, darte cuenta, de que siempre era la misma persona.
De que esa música, sólo te evocaba un recuerdo. Su recuerdo.

Y tú, que no podías evitarlo, contraatacabas intentando no sonreír..
(inútilmente).

No hay comentarios:

Publicar un comentario