Por la noche, cuando nadie me
ve, escucho canciones que sé que has sentido cerca últimamente.
Siempre me busco en ellas, y
no sé si en algún momento llego a encontrarme. –Tampoco creo que alguien
entienda esto.– Me busco, pero sólo logro encontrarte a ti. ¿Y tú? ¿Dónde te
escondes?
A lo
mejor tú me encuentras en alguna de ellas. Quizá sonríes. O cierras los ojos.
Recompongo
pedazos de ti entre notas. Yo no puedo saber si tú me buscas. Menos, si me
encuentras. Si sonríes, o cierras los ojos. O haces las dos cosas, y el corazón
sonríe, también, mientras tu pulmón cicatriza.
Yo no
puedo saberlo, si tú no me lo dices.
Tú no
me lo dices, quizá, porque no te lo pregunto.
No te
lo pregunto, por miedo a que digas que no. O que sí.
Por
miedo a que te calles. O a que me sonrías, otra vez, de esa maldita forma que
me rompe en mil pedazos y me recompone tres segundos después.
Búscome. Bebe.
http://www.youtube.com/watch?v=8Sb19Pjdt70