A veces
multiplico tus excusas y
las
convierto en potencia sexagesimal de tus miedos.
Raíz
cuadrada de decepciones
que
divido mientras alguien
(nos)
rompe el cristal de la ventana.
Sumo un
baile y, a este,
mis
pies sobre los tuyos;
a los
tuyos, los míos.
Tipifico
sonrisas,
encuentro
nuestros suspiros primos
relativos,
absolutos…
Después
restaré nuestras “primeras veces”
de mi
lista de derivadas
para no
desintegrarte como ecuación.
Te haré
teorema,
y tu
estudio será obligatorio.
Serás
múltiplo común de certezas
en
otoño con lluvia, o noviembre.
Y te
encontraré, proporción áurea,
en cada
panal de abejas
que
conquiste para regalarte,
como
siempre, encantadora.