martes, 31 de enero de 2012

Salitre y Mar.

Te observo.
¿Me escuchas?
Bajas las escaleras.
Me miras.
Bailas despacio entre la arena.
Tus pies dejan su huella en el camino.
El mar.
Las olas.
Tú.
Un cuaderno.
Te observo.
Tú.
Te sacias de mar.
El salitre se desborda en ti.
¿Cómo lo consigues?
Todas las olas te confían sus secretos.
Me miras.
Hago como si no te hubiera visto.
Es inútil.
Los pies reconocen sus huellas en cualquier camino por el que hayan pasado.
Aunque éstas hayan sido borradas..

Llegas.
No te vayas más.

martes, 10 de enero de 2012

Conviertes..

Conviertes mis historias en relatos incorpóreos sin un rostro en el que detener la mirada.
Reduces la tinta perecedera de mis lápices a meros garabatos lanzados en el aire sin consideración alguna.
Vistes una goma que se dedica a pisar cada trazo que mi lápiz va dibujando con detalle y esmero. Lo pisas, borrándolo, y no dejas nada de él, ni siquiera ese punto que forma el inicio de toda recta que se precie.

Qué distinto sería todo si, en vez de gastar tu tiempo en boicotear cada una de mis acciones, decidieras acompañarme y gastar, conmigo, lápices, lápices, lápices.. y más lápices. Y gastáramos tantos lápices que dejáramos sin bastimentos al país.



domingo, 8 de enero de 2012

Vértigo.



Siempre preferiste caminar que correr, porque caminando tus pies siempre estaban en contacto con el suelo; en cambio, cuando corrías, había siempre un instante en el que tus pies se separaban de la superficie durante milésimas de segundo.
- ¿Qué me importa que sean sólo milésimas de segundo? Yo tengo vértigo. – Me confesaste una vez.