miércoles, 30 de noviembre de 2011

Embriaga mis noches.


Embriaga mis noches
en ti.

Dedícame unos versos,
háblame de ti,
de tus inciertas mentiras,
de tus misterios aparentes.
Y permíteme soñarte,
así, como cada noche
te sueño.

Embriaga mis días
con tus noches
y mis noches
con tus sueños.
Recoge los míos de la almohada
pero, si lo haces,
no te olvides;
a cambio,
impregna tu perfume en ella.

martes, 29 de noviembre de 2011

En la cama.


Meterme en la cama,
cuando tú ya estás durmiendo,
y que mi respiración
se acompase con la tuya.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Atrévete.

Puede que hayas premeditado, consciente o inconscientemente, una idea sobre mí, pero eso no significa que yo sea como tú me pintas.
Antes de que tú llegaras, yo ya tenía los trazos marcados; puede que los bordes fueran algo endebles, 
pero podía atisbarse perfectamente la línea que delimitaba mi dibujo.
No te negaré la realidad porque, aunque el dibujo existía, nunca llegué a estar del todo coloreada.
Eso no significa que tú me colorees a tu antojo para hacer creer a tu subconsciente que la idea que tienes sobre mí no sufre ningún equívoco; que es la correcta.

Pero permíteme decirte que, desafortunadamente, te equivocas.
Atrévete a conocerme.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Mis otoños.

Te fuiste
y dejaste mi banco
desnudo de emociones
sin ti.

Secuestraste mis palabras
mientras paseabas
por mi gris otoño
y creías
que me habías robado la primavera.

Debiste invertir en mis otoños,
por que al terminar este invierno
habrás contaminado todas mis pesadillas.

Y, mis primaveras,
se quedarán estancadas,
para siempre,
en este raro, lúgubre y gris Noviembre
que dejaste sólo para mí.



lunes, 14 de noviembre de 2011

Rescríbeme.


Rescríbeme.
Repasa cada uno de mis versos.
Cuida mi cadencia.
Desobstruye mi rima.
Reconstruye cada sinalefa que esté en ruinas.
Desaltera mis hipérbatos y recompón el orden de mi oración.
Encuentra la imagen de cada una de mis metáforas.
Restablece mis sensaciones, ocultas por las sinestesias.
Fusiona tu énfasis con mis aliteraciones.
Rompe los asíndetos y conjuga (me) a tu manera.

Rescríbeme para que seas consciente de que esta perífrasis es una barrera tras la que aguarda el rubor que me impide gritarle a los cuatro vientos que, ésta, mi humilde poesía, fue escrita únicamente para ti.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Teléfono.

Es cierto, el teléfono nunca dejaba de sonar.
Pero tú siempre estabas comunicando.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Historia de amor.


Aún recuerdo cuando me enviaste aquellas Cartas Desde El Círculo Polar contándome todo tipo de historias, como aquella de las Sirenas que vivieron de cerca La Tragedia Del Señor Del Submarino.

Recuerdo, también, cuando sólo podías hablar de la Magia que transformó aquella Crisis De Luz en hermosas Luces De Neón.

Cómo me gustaba cuando me decías: “esa forma en la que Fluyes te hace Estereoscópica ante mí” y yo sólo podía cerrar los ojos e imaginar el abundante caudal del Pacuare y recorriéndolo a mi lado.

Me secaste cuidadosamente las lágrimas e hiciste de los Restos De Mi Verano una Canción A para descargar de la forma más bonita posible toda la ira que inundaba mi ser; para recomponer los pedazos que guardaba, rotos, dentro de mí.

Tú, que fuiste el preludio de Los Mejores Años De Mi Vida.
Tú, y las partículas que escaparon de las Fisiones Nucelares que tuvieron lugar dentro de mí cuando advirtieron tu presencia.
Tú, y la sensual forma en la que tus labios pronunciaban las palabras ‘Cosas Nuestras’.
Tú, que me enseñaste a pintar en cada hoja en blanco que encontraba Dos Puntos Sobre O cada vez que necesitara sentirte más cerca de mí. (Eso siempre me hacía sonreír.)
Tú, que sufrías al creer que me contabas Cuentos Para No Dormir cuando lo único que salió de ti fue la canción más hermosa, nunca antes escrita, en forma de una apaciguadora nana que envolvía todo de un negro inquietante y transformaba esos cuentos en mi Nana Noir; pasarela a un mundo de ensueño.

Tú y tu idílica manera de castigarme diciendo que crearías un ejército, El Ejército De Los Catadores De Sión – decías que se llamaría –, el cual sería capaz de inventar, al menos, setenta y cinco Peripecias Y Otros Trucos Tontos Para Escapar De Mí.

Tú, que una vez me dijiste: “Quiero que vivamos para siempre en este bucle infinito; tú, yo, y este Pequeño  Vals Sin Título A La Altura Justa de Tus Ojos”.
Tú y aquel bucle infinito que supuso la barrera que consiguió cortar para siempre el tránsito de la palabra Fin, que asediaba mi fortaleza insistentemente.





Gracias a Carmen Boza,
por inspirarme esta  historia de amor
 gracias a sus canciones; 
los escondites 
de las más bellas poesías.



martes, 1 de noviembre de 2011

Reticencias.

Siempre tuviste una extraña facilidad para las reticencias.
Pero yo siempre he sido experta en dejar incompletas las frases que debía terminar.