Puede
que todavía no te hayas dado cuenta de que mis dientes sólo buscan tu piel. Que
mis manos se aferran con fuerza a cada uno de los rincones de tu cuerpo. Que me
he acostumbrado a intercalar suspiros entre tu pelo para que cuando camines
despeinada por la carretera sientas mi aliento en tu nuca.
Puede
que mis metáforas no recompusieran tus sinestesias, ni que tan siquiera llegara
a componerlas. Pero puede que, tal vez, por esa misma razón, ahora sólo busque
tu sonrisa entre los ojos de la gente.
También
puede ser que mi cuerpo siempre haya esperado descubrir el olor del otoño entre
tus labios; y que entonces, y sólo entonces, entiendas mi obstinada manía de
atraparte entre mis piernas para que siempre lloviera(s), otoño, en mí.
precioso
ResponderEliminarMuchísimas gracias.
ResponderEliminarPor leerme y por el comentario.
Gracias!