Una hoja rota en mi cuaderno como única prueba de todo lo que escribí para ti.
La luz de la bombilla reflejada en esta mesa de cristal me ayuda a darme cuenta de que lo que estoy viendo es sólo un reflejo que está boca abajo; ni siquiera en eso se asemeja a la realidad.
Cierro los ojos.
Ahora todo es real.
No hay reflejos.
No quedan rastros de ti.
Ni siquiera tu ausencia..
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