jueves, 4 de agosto de 2011

Tú, que no abandonas mi almohada.

Yo con tantas cosas que decir.
Y tú con tantas cosas que callar.

Tú, acostumbrada a faltar cuando más te necesito.
Tú, con tu absurda necesidad de que siempre esté encima de ti.
Tú, y tu manía de aparecer justo al borde del desquicie.
Tú, dejando mi edredón vacío de sensaciones cuando te vas.
Tú, que mejor te escondes cuanto más te busco.
Tú, asustada; por si lo que tengo que decir no es más hermoso que
el silencio que había antes de que tú llegaras.
Tú, que me dejas sin aliento cuando me rozas sin avisar.
Tú, y la oscuridad que invade mi cuarto cuando cierras la puerta tras de ti.

Tú, maldita inspiración, que no acudiste hoy ante mi llamada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario