Supongo que habrá que rendirse al amor,
o al desamor.
Cerrar puertas y ventanas,
o abrirlas
sin llegar nunca a diferenciar si entras,
o sales,
porque ya no hay bisagras.
Supongo que habrá que agachar la cabeza,
hacer enmudecer al corazón.
Y si llega el día en que tú
vuelves,
pueda dejar de escribirte
canciones
y empezar a pintar sonrisas en
cada muro
y te quieros en todos los lugares
que visites.
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